Todos estos programas de carácter tecnológico vienen complementados por medidas económicas. A partir del año 2012 el transporte aéreo se ha incorporado al sistema europeo de comercio de emisiones (ETS), en vigor desde 2005 en la Unión Europea para otros sectores industriales. Los vuelos afectados son solamente los de origen y destino en aeropuertos de la UE. Pero en el año 2016 OACI aprobó el sistema CORSIA (Carbon Offsetting Reduction Scheme for International Aviation), aplicable a partir del año 2020 a la mayoría de los vuelos internacionales, según el cual las emisiones de CO2 que superen el nivel de 2020 deberán ser compensadas por unos pagos destinados a proyectos de protección ambiental.
Pero el objetivo en Europa es mucho más ambicioso. Como parte del nuevo Green Deal, se pretende que la aviación tenga también un efecto neutro para el clima en 2050. Para ello se está diseñando el programa Clean Aviation al que contribuimos desde la UPM, que ha elaborado una agenda estratégica (SRIA) que define dos horizontes de actuación:
- Para 2035, desarrollo de una nueva generación de aeronaves: eléctricos e híbridos los regionales (hasta 100 plazas) y ultraeficientes y haciendo un uso acelerado de combustibles sostenibles y operaciones verdes los de medio y largo alcance.
- Para 2050, uso de fuentes de energía completamente descarbonizadas, fundamentalmente hidrógeno y los llamados e-fuels o power-to-liquid.
Éste es el objetivo europeo. Pero el mundo es más grande, y está por ver la estrategia que seguirán otras potencias de la aviación como Estados Unidos y China.