Cabecera e Politecnica Sostenible

"Green skills" y cambio climático: reto y oportunidad para la Universidad

N#08
14.06.2023
Por César García Aranda

La demanda de profesionales capacitados para abordar los retos que plantea el cambio climático y la sostenibilidad es una tendencia en crecimiento. El papel de cada Universidad y su respuesta serán claves ante este reto económico, social y ambiental

Entre las funciones de la universidad resulta coherente encontrar verbos como: educar y formar, investigar, promover la innovación, transferir el conocimiento, desarrollar el pensamiento crítico y contribuir al progreso económico de la sociedad. De hecho, todas estas acciones aparecen recogidas el artículo 2, funciones de las universidades, de la recientemente aprobada Ley Orgánica 2/2023, del 22 de marzo, del Sistema Universitario (LOSU).

Sin embargo, en la LOSU también se hace mención de forma transversal y continua a otros ejes que orientan estas acciones, como son la lucha frente al cambio climático, el impulso de la sostenibilidad y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) derivados de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas (2015). En concreto, la LOSU apunta al rol de la Universidad, no sólo como promotor de actividades y proyectos a realizar por la comunidad universitaria, sino también como organización que ha de tener una estrategia propia de ‘Mitigación y Adaptación al Cambio Climático’ y un objetivo claro de impacto en la sociedad.

 

Afortunadamente, estas temáticas ya están presentes en la Universidad y paulatinamente van adquiriendo más relevancia y madurez en el ámbito educativo. Dependiendo de cada universidad en cuestión y del campo de conocimiento en qué nos encontremos, parece que ciertas disciplinas más afines con el medio ambiente, la sostenibilidad y los derechos humanos, incorporan más rápidamente estas líneas de acción en sus estudios, factor que, siendo positivo no es suficiente cuando nos enfrentamos a retos globales y multidisciplinares, que necesitan de profesionales de todos los ámbitos de conocimiento.

Ya en el año 2012, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) definió las  ‘green skills’ como: aquellos conocimientos, capacidades, valores y actitudes necesarios para vivir, desarrollar y apoyar una sociedad sostenible y eficiente en el uso de los recursos.

Más recientemente, el Pacto Europeo por el Clima no solo incluye las ‘green skills’ como un área prioritaria de acción, sino que en noviembre de 2020 lanzó el ‘Pact for Skills’, una iniciativa que busca promover el desarrollo de estas capacidades vinculadas con el cambio climático y la sostenibilidad en toda la Unión Europea (UE), además propone su desarrollo en complemento directo con las competencias digitales, la otra gran línea de capacitación de la UE.

 

 

De hecho, en el mercado laboral la demanda de profesionales y talento en el área de la sostenibilidad y el cambio climático va en aumento, la ratio de crecimiento de los empleos que incluyen ‘green skills’ ya alcanza un 8 % anual, y además la demanda no solo crece en los sectores vinculados con la sostenibilidad, sino que son otros sectores los que más crece la demanda de ‘green talent’, como se recoge en el Global Green Skills Report 2022 (LinkedIn, 2023).

Todo este contexto internacional, europeo y nacional pone de manifiesto la oportunidad que representa para las universidades asumir este encargo, y a la vez, el reto que implica no solo definir un conjunto de conocimientos y capacidades en los que formar a cada estudiante, sino también, acompañarlo con el desarrollo de valores y actitudes que aceleren la transformación del modelo económico y social actual. Para ello se puede plantear una estrategia organizada en tres etapas principales:

 Etapa 1: Trabajar con las ‘green skills’ exige primero definir qué habilidades y conocimientos deben incorporarse bajo este enfoque. En el ámbito de los estudios de ingeniería se pueden diferenciar tres áreas que configuran estas competencias (Sustainability in Engineering Education. Experiences of Educational Innovation, 2023):

·       Competencias técnicas. Ponen el foco en los conocimientos técnicos, científicos y tecnológicos necesarios para desarrollar soluciones aplicadas a la sostenibilidad. Por ejemplo: eficiencia energética, construcción sostenible, movilidad inteligente, ahorro de agua, reducción de emisiones, menor consumo de materias primas, entre otras. Este grupo de competencias están cada vez más presentes en todos los estudios universitarios de ingeniería y arquitectura, y en titulaciones de ciencias de la tierra y el medio ambiente en general.

·       Competencias de ideación y creación. Implica trabajar en la capacidad de imaginar e innovar, de rediseñar procesos y productos, de diseñar alternativas creativas y disruptivas, que impliquen un cambio cualitativo y no solo cuantitativo ante un reto.

·       Competencias de visión global y sistémica. La solución a un problema no se presenta como una propuesta aislada, sino que deberá estar integrada dentro de un sistema y entrará en interacción con el resto de elementos del mismo, generando impactos y efectos derivados a lo largo del tiempo. Saber conocer, analizar y evaluar el sistema, dota al estudiante de una visión reflexiva, abstracta, compleja y a la vez necesaria en este campo, en el que toda propuesta se integra en un contexto socioeconómico. 

Etapa 2: Definidas las competencias, es necesario identificar y seleccionar las mejores metodologías para su mejor aprendizaje y una adecuada evaluación. Las tres componentes de las ‘green skills’ no se deben aprender como partes separadas, sino como un todo integrado. Por ejemplo, cuando los estudiantes se forman en las diferentes tecnologías de energías renovables, también deben comprender cómo éstas pueden incidir en el modelo energético actual, sus impactos negativos y positivos en el desarrollo de una región y su competencia frente a otros sectores por el territorio, cómo dan respuesta al fenómeno de la pobreza energética, o si ofrecen nuevas oportunidades de accesibilidad a la energía por parte de las diferentes comunidades de un barrio o distrito urbano.

Entre las metodologías que apoyan este modelo de aprendizaje, se pueden citar: aprendizaje basado en retos, aprendizaje orientado a problemas, design thiking, learning by doing, aprendizaje servicio, aprendizaje cooperativo, etc. (Portal de Innovación Educativa UPM. Guías para el PDI).

Etapa 3: La adquisición de determinadas competencias es el resultado de un proceso continuo de aprendizaje, experimentación y evaluación. De esta forma, en las titulaciones de grado y posteriormente en títulos de máster, lo habitual es que el desarrollo completo de una competencia se alcance en los últimos cursos, después de un trabajo sucesivo a lo largo de diferentes asignaturas. Esta visión de aprendizaje y adquisición de competencias en diferentes etapas enlazadas, exige un diseño curricular dinámico y conectado, pensando más en itinerarios formativos, que en asignaturas como entidades aisladas. Las ‘green skills’ deben estar diseñas e integradas en el currículo desde esta perspectiva, entendidas como el resultado de un proceso, no como una actividad formativa puntual.

La Universidad Politécnica de Madrid (UPM) está implicada en este proceso, trabajando desde diferentes enfoques y estrategias, algunas encaminadas a la transición hacia la sostenibilidad como organización, poniendo en foco en edificios e infraestructuras; otras acciones han promovido el desarrollo de los ODS y su vínculo con los estudios universitarios y los grupos de investigación, o también, la convocatoria de Becas UPM Campus Sostenible para TFG/TFM en este campo. En paralelo, comunidades y colectivos universitarios, trabajan desde enfoques innovadores, cooperativos y colaborativos, abriendo nuevos espacios competenciales que deberán integrarse aún más con la formación reglada en los títulos.

La ciencia es cada vez más clara frente al cambio climático y la Universidad es un actor clave. Además del movimiento ‘bottom-up’ que representan los jóvenes y que exige una acción decida y urgente, es necesaria una estrategia ‘top-down’, políticas claras a medio y largo plazo, visión estratégica, recursos económicos y humanos. Y sin duda un factor clave, movilizar nuestro mejor talento, los millones de mentes creativas que componen la universidad en su conjunto.

 

Autor: César García Aranda, coordinador del G IE Innova-Ambiental y Embajador del Pacto Europeo por el Clima. 

Para más información: cesar.garciaa@upm.es

 

 

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